Esta noche tenía especial interés en saber de qué iba Acorralados el nuevo reality de Telecinco, así que he puesto la tele para empaparme en primera persona de los fastidios que la cadena de Meiaset tenía preparados para nuevos concursantes. La regla de tres es muy sencilla: a mayor grado de molestia más es la audiencia conseguida.
Poco he visto. Entre mis idas y mis venidas y el zapping he comprobado que las pruebas han sido de medio pelo. Han tenido que cargar con su equipaje por el sendero hacia la casa (encantada, o al menos eso nos están vendiendo, que por allí andan los espíritus de los sirvientes de una noble que los mandaba ahorcar en sus horas de aburrimiento) y también han tenido que capturar gallinas tras superar una gymkhana algo desagradable (y en la que casi se ahoga más de un concursante).
Conclusión: que a este no me engancho. Jorge Javier y su forma “salvameriana” de hacer televisión ya aburre un poco (por decir mucho). Y respecto a su pareja, Raquel Sánchez Silva (la gran revelación de la fusión Telecinco-Cuatro, a mi parecer), añadir que creo que estar a la sombra de la "estrellita" de Telecinco no la beneficia, sino todo lo contrario. Además, esta chica parece tener a los estilistas en su contra. Los looks imposibles que mostraba en la isla son ahora campestres y hoy parece una pastorcita zíngara vestida con retales.
Tampoco me motiva que hayan acorralado a Leticia Sabater, ni a la madre de Aída, que la mujer no me ha hecho nada, pero me aburre pensar en que cada semana va a estar su hija sentada en plató cubriéndose de gloria. Y me guardo los comentarios sobre otros concursantes y otras normas del concurso, como la de que no está permitido ducharse porque no hay agua corriente (uf...!!). Aunque sí que tiene este reality algo positivo… no hay ni rastro de la Esteban. Es como un milagro que no esté por ningún lado… Todavía no me lo creo.